Autor del artículo: Alfonso Gil Campos
Para muchos, el despertar y abrir los ojos a un nuevo día es un milagro; muchos milagros
ocurren durante nuestra vida misma, sin embargo, el tema que hoy abordaremos
ocurre precisamente un 24 de septiembre de 1909, a casi un año de que iniciara
la Revolución Mexicana y que trajera
graves consecuencias económicas, sociales y sobre todo en la misma población al
haber hambre, enfermedades y muerte.
Pues bien, hace 106 años, ocurrió un milagro y del cual se
convirtió en leyenda que fue pasando de generación en generación hasta que casi 50 años más tarde, el Señor Cura Don
Arturo Márquez Aguilar recoge y manda imprimir en una hoja esta narración y no es sino hasta hace unos años que la
Maestra Josefina Esparza Soriano radicando ya en Izúcar de Matamoros, escucha esta narración y le imprime su toque literario para
convertirla en una bella leyenda.
“Izúcar, la cálida, la heroica ciudad, puede agregar un
adjetivo más a su nombre: legendaria, porque
al amparo de su clarísimo cielo
se han acompañado un gran número
de leyendas que sus habitantes repiten con fervoroso respeto como la mística
leyenda de La Virgen que Lloró la cual
narraremos a continuación.